sábado, 22 de agosto de 2009

CRÓNICA DE UN REPENTINO DESENCUENTRO

Eran apenas las cinco de la tarde y mi novia no llegaba a la cita que me tenía en este lugar, así es que decidí salir del “Vips” a comprar un par de cigarrillos y mejor esperar fuera del restaurante. Mi caminar era lento pues quería hacer un poco de mas tiempo para no desesperarme por la tardanza de mi amada. Desde mi punto de vista el puesto ambulante donde se alojaban los tabacos era lejano, mas o menos como a unos cien metros, así es que me puse a pensar que la distancia entre el puesto y un servidor era la ideal para que el tiempo siguiera su curso, es decir para darle mas tiempo a mi chica para que llegara. Después de hacer varios cálculos matemáticos llegue al puesto y justo cuando me enfilé a tomar los tabiros escuché un fuerte rechinido de llantas, pero no mas fuerte que el trancazo, los cláxones y el grito de la gente, todo había pasado en cuestión de segundos, la gente no tardo en juntarse a ver que era lo que había pasado, entre todos los curiosos unos cuantos tomaron la iniciativa y trataron de ayudar a la persona que yacía desparramada en el pavimento, mi curiosidad era enorme pero mis ganas de fumar eran monstruosas, así es que continué con la compra de mi vicio, me di cuenta que uno de los que auxiliaba al desafortunado ser era el propietario del puesto, ahora eran tres grandes problemas que atravesaban por mi cabeza: mi novia no llegaba, tenia ganas de ir al chisme y tenia mas ganas de fumar. Mi decisión fue sabia, tomé los cigarros y deje el dinero sobre los chicles, lo demás ya no era mi problema, yo ya había cumplido como un buen cliente.
Después de prender mi cigarro y darle la primera bocanada todo pinto mas sencillo, me olvidé del accidente aunque no del todo, porque me empecé a cuestionar sobre la llegada de la ambulancia ya que el hospital de la raza estaba hiper cerca de aquí pero en fin. Retorne al restaurante solo para corroborar mi suposición, mi novia aun no llegaba. Mi cigarro se consumía al igual que mi paciencia hasta llegar al punto de que los dos se terminaron y decidí irme, pero no a mi casa sino a ver el chisme. Mientras me dirigía al lugar de los hechos marcaba al celular de mi novia el cual me mandaba directito a buzón, me tranquilice un poco porque siempre que ella ya iba a llegar a nuestro encuentro (que por cierto siempre era tarde) apagaba su teléfono, era buena señal y hasta me daba tiempo de ir de metiche un rato.
Cuando llegue al accidente la policía trataba de disolver a los curiosos como yo, al mismo tiempo que hacían preguntas de cómo había pasado el trágico suceso. Mientras los azules hacían su trabajo yo me escurrí entre la gente y alcancé a ver la mano del herido sosteniendo un teléfono celular, me preocupe y comencé a empujar a la gente que me maldecía, hasta que por fin pude darme cuenta que era mi novia, mis emociones eran encontradas me identifiqué con la policía como su novio y me dejaron ingresar con ella a la ambulancia, nos fuimos al hospital mientras yo iba pensando que era urgente dejar de fumar.

1 comentario:

  1. Espero que sea mera ficción, de ser real, (que no lo dudo)esto se convertiría en una crónica muy popular. Así que, es una leyenda proveniente de su ocurrente imaginación, no es así mi estimado colega?
    Un saludo, quiero leer más, sabes soy más que crítica muy criticona :)

    ResponderEliminar